18/12/17

Paz

Belén Persello, 34 años, mujer, cantante, actriz, modelo, DJ, argentina.
Kim Jong Hyun, 27 años, hombre, cantante, compositor, modelo, bailarín, escritor, surcoreano.
¿Qué tienen en común estos dos mundos? Ambos murieron este diciembre. Ella el 13, él el 18. Ambos se suicidaron, acabaron con su vida.
Y esto me conmociona muchísimo, me traspasa y me mueve. ¿Qué les puede faltar a ellos que aparentemente lo tienen todo? Talento, fama, belleza, familia, amigos dinero. ¿Por qué dicen BASTA dos ídolos?
Y tras mucho pensar, concluyo. Lo que los demás ven de nosotros es tan sólo un 10% (por lanzar una cifra) de lo que somos realmente. ¿Alguna vez te has preguntado, si tu compañero de oficina que te sonríe todas las mañanas al llegar, la está pasando bien? ¿O será que sus miedos, inseguridades, debilidades, problemas, confusiones, fantasmas, lo están consumiendo?
Los famosos, los que tienen fans alrededor del mundo; son quizá los seres más vacíos que pisan nuestra tierra, vacíos porque al tenerlo todo materialmente hablando, no existe ya nada que pueda satisfacer sus deseos. No luchan por nada, todo está a la mano, sólo necesitan sentirse aceptados y halagados para conservar esa alegría pasajera que la fama les otorga, esa alegría falsa que no los hace felices sino que solamente agranda su ego, ego que se desinfla con un comentario negativo de un anti fan que se fija en su peso, en su aspecto, que los llama sin gracia, sin talento. Que no gusta de sus nuevas canciones, o de la última novela, película o serie de la que fueron parte.
Y todo esto, causa una profunda depresión. La depresión no es un acto de inmadurez, es una enfermedad. Una enfermedad que no se cura con palabras de aliento, o con gritos que pretendan levantarnos de la cama. La depresión necesita ser tratada, vista de cerca. El deprimido necesita sentirse muy amado, que se le cuide, que se le recuerde cuánto vale. Necesita ayuda médica, necesita que le curen la mente y el alma.
Escuché por ahí una frase, tan sencilla y profunda a la vez “No es fácil estar en un mundo, dónde ser feliz cuesta mucha infelicidad” Y resulta cierta, porque estos dos ídolos, a pesar de todo el mundo de felicidad en el que aparentemente estaban, sólo era la máscara de una intensa infelicidad, tan grande que los hace huir de este mundo, que no les permite resistir y levantarse.
Pregúntate si estás trabajando o no por tu felicidad, si tus sonrisas son genuinas o si sólo sirven para evitar preguntas incómodas. Y pregúntate también si estás realmente mirando al que tienes a lado, si le prestas atención cuando te habla, si te preocupas por sus cambios constantes de ánimo que son claramente, síntomas de depresión.
Lo que le paso a estos dos jóvenes, te puede pasar mañana o le puede pasar a alguien que amas cuando menos lo imagines. La vida es tan frágil, las decisiones humanas son tan inexplicables, somos tan perfectamente imperfectos. Hay que abrir un poco más los ojos, y mirar a los demás y mirarnos a nosotros mismos.
Ojalá ambos encuentren pronto la paz que este mundo no les pudo dar.  

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