Belén Persello, 34 años, mujer,
cantante, actriz, modelo, DJ, argentina.
Kim Jong Hyun, 27 años, hombre,
cantante, compositor, modelo, bailarín, escritor, surcoreano.
¿Qué tienen en común estos dos
mundos? Ambos murieron este diciembre. Ella el 13, él el 18. Ambos se
suicidaron, acabaron con su vida.
Y esto me conmociona muchísimo, me
traspasa y me mueve. ¿Qué les puede faltar a ellos que aparentemente lo tienen
todo? Talento, fama, belleza, familia, amigos dinero. ¿Por qué dicen BASTA dos
ídolos?
Y tras mucho pensar, concluyo. Lo
que los demás ven de nosotros es tan sólo un 10% (por lanzar una cifra) de lo
que somos realmente. ¿Alguna vez te has preguntado, si tu compañero de oficina
que te sonríe todas las mañanas al llegar, la está pasando bien? ¿O será que
sus miedos, inseguridades, debilidades, problemas, confusiones, fantasmas, lo
están consumiendo?
Los famosos, los que tienen fans
alrededor del mundo; son quizá los seres más vacíos que pisan nuestra tierra,
vacíos porque al tenerlo todo materialmente hablando, no existe ya nada que pueda satisfacer sus deseos. No
luchan por nada, todo está a la mano, sólo necesitan sentirse aceptados y
halagados para conservar esa alegría pasajera que la fama les otorga, esa
alegría falsa que no los hace felices sino que solamente agranda su ego, ego que
se desinfla con un comentario negativo de un anti fan que se fija en su peso,
en su aspecto, que los llama sin gracia, sin talento. Que no gusta de sus
nuevas canciones, o de la última novela, película o serie de la que fueron
parte.
Y todo esto, causa una profunda
depresión. La depresión no es un acto de inmadurez, es una enfermedad. Una
enfermedad que no se cura con palabras de aliento, o con gritos que pretendan
levantarnos de la cama. La depresión necesita ser tratada, vista de cerca. El
deprimido necesita sentirse muy amado, que se le cuide, que se le recuerde
cuánto vale. Necesita ayuda médica, necesita que le curen la mente y el alma.
Escuché por ahí una frase, tan
sencilla y profunda a la vez “No es fácil estar en un mundo, dónde ser feliz
cuesta mucha infelicidad” Y resulta cierta, porque estos dos ídolos, a pesar de
todo el mundo de felicidad en el que aparentemente estaban, sólo era la máscara
de una intensa infelicidad, tan grande que los hace huir de este mundo, que no
les permite resistir y levantarse.
Pregúntate si estás trabajando o no
por tu felicidad, si tus sonrisas son genuinas o si sólo sirven para evitar
preguntas incómodas. Y pregúntate también si estás realmente mirando al que
tienes a lado, si le prestas atención cuando te habla, si te preocupas por sus
cambios constantes de ánimo que son claramente, síntomas de depresión.
Lo que le paso a estos dos jóvenes,
te puede pasar mañana o le puede pasar a alguien que amas cuando menos lo
imagines. La vida es tan frágil, las decisiones humanas son tan inexplicables,
somos tan perfectamente imperfectos. Hay que abrir un poco más los ojos, y
mirar a los demás y mirarnos a nosotros mismos.
Ojalá ambos encuentren pronto la paz
que este mundo no les pudo dar.
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